• OFICIOS Y ACTIVIDADES.

Los habitantes de la villa de El Cuervo tenían diversas ocupaciones a lo largo de todo el año.
Desde octubre o noviembre y hasta marzo, el “tiempo muerto” de invierno, muchos de los hombres del pueblo, entre 40 o 50, principalmente los jóvenes, salían hacia Madrid, para aprovechar la época de la poda. En la capital trabajaban para el Ayuntamiento podando los árboles de la ciudad. Todo fue anterior a la Guerra Civil Española.

La actividad de la poda consiste en cortar aquellas ramas que le sobran al árbol para su desarrollo, le ayuda a renacer. Existen dos tipos de poda, la del árbol de sombra y la del fruto. Siempre, estos hombres, se dedicaban al primer tipo. Por ello la misión consistía en cortar la guía que más se elevaba y más gruesa, de manera que el árbol no se hiciera alto sino que las guías bajas se hicieran fuertes y frondosas para dar sombra. El único utensilio que llevaban era la tijera de podar de mano.

Cuando regresaban al pueblo los hombres se dedicaban a sus labores en el campo, que podían ser bien en sus cultivos o bien se embarcaban de nuevo en la temporada de la siega. Para ello partían a la “tierra baja” , es decir , a las Cinco Villas y desde este lugar de amo en amo y segando para uno y otro, hacían camino hasta que llegaban a Jabaloyas, en septiembre, donde se acababa la siega.

Durante la época buena, es decir, la primavera y el verano la mayoría de estas gentes se dedicaban a cultivar su propia huerta, siendo principalmente árboles frutales y sembrando las hortalizas para el consumo de la familia, además de los cereales de la sierra. Todo ello complementado con la ganadería.

  • LA FRUTA

Una de las principales fuentes de riqueza de El Cuervo ha sido la fruta, entre las que destaca la manzana, registrándose varios tipos como la segorbina, reineta, miguela y la espedriega.

En esta localidad habían 3 o 4 almacenistas que se encargaban de comprar la fruta en el pueblo y después la vendían. Acudían a recogerla los camiones que la transportaban a los mercados. En estos almacenes trabajaban alrededor de 15 ó 20 chicas del lugar, en cada uno.

Actualmente todavía se siguen conservando muchos de los árboles frutales para el consumo familiar como manzanos, perales, melocotoneros y cerezos. Otros muchos de estos árboles han sido arrancados porque ya no se dedican a explotarlos a la venta. La razón es que ya no producen la cantidad de fruta como años atrás, no se cuidan debido a que la fruta no se paga bien, además de que los inviernos son muy suaves por lo que se adelanta la primavera y una helada tardía hace que se pierda toda la cosecha.

El problema surge porque no se han modernizado, ni adaptado a los nuevos métodos de producción , así como tampoco se han puesto al día en nuevos canales de comercialización. Sin embargo, los lugareños consideran que la fruta que recogen es la más sabrosa y más buena que conocen, quizás debido al clima del lugar.

  • LA CABREADA

El pueblo acordó hacer una “cabreada” para los vecinos que tenían poco ganado, únicamente cabras, y juntarlas. Cada participante en la cabreada iba a cuidarlas al monte según la cantidad que tenía, se repartían los días de manera proporcional. Si tenían dos cabras debían ir dos días a cuidarlas. La cabreada llevaba unas 250 cabras, de todos los vecinos. Se hacían turnos entre los cabreros, y cuando ya habían pasado todos se volvía a empezar desde el principio. Se terminó con este sistema porque los vecinos del pueblo cada vez eran menos, por lo tanto también disminuían las cabras. Finalizó hace unos 8 ó 10 años.

La única misión del que llevaba la cabreada era cuidarlas en el monte, ya que los propietarios se ocupaban de ordeñarlas, amamantar a los chotos y vender los cabritos. Las ovejas no llevaban este sistema sino cada pastor se cuidaba de las suyas.

  • LA PISCIFACTORIA

Actualmente ofrece trabajo a 3 ó 4 personas del pueblo. En esta piscifactoría importan los huevos de las truchas, aunque lo normal es tener machos y hembras para conseguirlos. Los huevos se transportan en una especie de jaulas, después se colocan en bandejas , en cubetas y cuando empiezan a eclosionar, están unos 15 días en el mismo sitio alimentándose del huevo.

El agua de El Cuervo tiene la ventaja de contar con una temperatura muy agradable para que eclosionen pronto los huevos. Después se vacían en los canales, con una protección de entrada y salida para que no puedan huir. Los alevines se guardan en lugares cerrados para que no les dé el sol porque les molesta, hasta los 20 ó 25 días. Tras 1 ó 2 meses se echan a otra balsa y desde aquí se van clasificando según el tamaño a una u otra balsa.

Para mantenerlas se les echa pienso formado con harinas de pescado, cereales y demás alimentos que la trucha necesita. A las pequeñas se les echa una vez cada hora, mientras hay luz, para éstas el pienso es como una arenilla. Cuando son más grandes se lesa da de comer dos veces al día, por la mañana y por la tarde cuando cae el sol porque los rayos solares no les son buenos para hacer la digestión. El pienso para las grandes es granulado y se va incrementando el tamaño según el de la trucha. Ya grandes se tienen un día a la semana a dieta para que se limpien.

Aquí únicamente se prepara el alevín y para su engorde lo trasladan a otra piscifactoría. La trucha se vende con 200 o 300gr. El tipo que se cría es el arco iris (Oncorrhynchus mykiss) porque es el más aconsejable para la crianza en cautiverio.

  • LA YESERA

No era una actividad con la que se ganaban la vida sino que era una ayuda a la economía familiar cuando se necesitaba el yeso, aunque en contadas ocasiones se hacía para venderlo.

La yeseras las construían aprovechando el desnivel del terreno, y cada vecino donde podía. Más recientemente todos los del pueblo hacían el yeso en un a yesera privada, pagando su alquiler porque en ella había un motor para picar el yeso.

La yesera se construía con piedras de yeso, fabricando el horno con forma de bóveda y con un agujero en la parte más baja por el que se metía la leña para quemarlo. Se dejaba ardiendo unas 8 o 10 horas, primeramente salía el humo por abajo lo que indicaba que se quemaba el yeso de la parte de abajo, hasta que el fuego salía por arriba lo que indicaba que se quemaba el yeso de arriba.

Cuando estaba quemado se rompía el horno para proceder al picado del yeso.

El que necesitaba el yeso debía de recoger las piedras, que las traían desde Castielfabib ya que en El Cuervo había muy poca.

Este actividad ya no se realiza desde hace unos 15 años.